Corazón de madre


Para Berenice los años habían pasado muy rápido, desde aquella vez en que, la vida le gritaba en su vientre nacer, mientras su corazón se agitaba de gozo.

 

 

 

Entonces tuvo que tomar la decisión de dar a luz. De dar vida, a un ser…dos…tres…cuatro…cinco, inocentes y frágiles niños y niñas, que llevaran para siempre, el estigma de no ser deseados por el padre. Solo una mujer…la madre, les arrulla, les acaricia…les sueña.

Si…los años se escurrieron como el agua entre los dedos. Solo que para Berenice…el tiempo fue tenaz, corajudo, decisivo  y valiente. Pero al mismo tiempo, temeroso, lento, frágil, solitario y vacío.

 

Salio de su habitación y entro en el cuarto de las niñas… miro las muñecas de trapo en el suelo. Sonrió y paso al cuarto del varón, dormía abrazado a un velero de madera, se acerco lo retiro suavemente de sus brazos, lo puso sobre la mesa de luz, y salio despacio. Encendió una tenue luz en el pasillo, suspiro y volvió a su cuarto. Quedó con los ojos abiertos en la penumbra y el sueño, no se aliaba al cansancio. Volvió a levantarse, salió al balcón y sentada en el suelo, encendió un tabaco. Se quedo mirando la noche, brillante de estrellas, mientras se preguntaba…y ahora?…que voy hacer…?

El tiempo se hacia cenizas de tabaco, y en su mente no había respuestas, sentía solo una certeza concreta. Ser una buena madre…hacer lo que fuese necesario y lograrlo.

 

Pero como se hace? Como se sabe con veintisiete años con una historia de tanta violencia. Que lo que dijese o hiciese como madre es lo correcto. De donde tomaría un referente?  Quería lo mejor para sus hijos, pero no tenía las herramientas humanas, para lograrlo, no tenía perfiles ejemplares de abuelos, tíos o primos. No existía ese contexto. Solo había una abuela sola y quebrantada y una tía soltera con tanto dolor de vida, como el de Berenice. Los niños eran una nueva generación, nacidos lejos de su provincia, lejos de sus lazos familiares. Los vínculos, habían caído en el olvido y así se quedarían.

Como empezar con tanto vacío…

Berenice, fijo su mirada en una estrella y pensó…hoy te miro solo a ti, mañana miraré a otra y así cada día… así viviría cada momento como único, esperando sin desfallecer, el amanecer de un nuevo día.

 

 

Cristina

2 respuestas to “Corazón de madre”

  1. Cristina Says:

    Hola Gaby querida, gracias por acompañarme en esto de mirar estrellas. Sabes? la maternidad de Berenice en el cada día de su vida, es la noche. Asi es que mientras van naciendo las escritas noches de su maternidad. Tu recoje las estrellas y llevalas a alumbrar un bonito cuadro. Mientras vamos chrlando sobre esta grandeza humana que es la maternidad y ya sabes no lo digo solamente por aquellas mujeres que paren hijos, sino por todos los que tenemos potencialmente para dar a todos los que cotidianamente comparten con nosotros. Gracias amiga por estar e interactuar conmigo. Un abrazo grandeCristina

  2. Gabriela Says:

    Mi linda Cris, acá vengo, a mirar estrellas junto a Berenice, y por supuesto junto a tí, que narras esta historia con tanta sensibilidad que cala hondo. Entiendo la incertidumbre de Berenice, ante la situación que se enfrenta… cúantas veces en el día a día, me cuestiono cómo actuar ante determinadas situaciones con mi hija! Imagino, esa sensación de desprotección o falta de apoyo ante cinco criaturas, sin referentes a seguir o sin un consejo amigo. Sin embargo, el amor es el que nos induce a dar los pasos necesarios, en el error o en el acierto, pero siempre con toda la buena intención de lograr el bien para sus hijos. Confío que cada estrella, es un destello de amor para Berenice, guía, compañía y consuelo, pero ante todo, fuerza y valor para salir adelante.Me encanta estar aquí, compartiendo una vez más esta historia.Besotes al vuelo!Gaby*